martes, 24 de enero de 2012

LA CRISIS

Francisco Luzón, ejecutivo del Banco Santander, abandonará la entidad con una pensión de 56 millones de euros. A esta cifra habría que añadir otros 10 millones de euros en concepto de “otros seguros”.

En 2010 cobró un sueldo de 5,67 millones de euros. Probablemente, hoy mismo alguna familia habrá tenido que abandonar su piso por no poder pagar la hipoteca que tenía con este banco. Probablemente, sus dueños, los del piso, tenían un trabajo más o menos digno y más o menos bien remunerado que perdieron por culpa de la crisis desatada por la especulación financiera y la burbuja inmobiliaria. Y tan legal es que este señor cobre las mencionadas percepciones como que la policía vaya a desalojar a esta familia de la casa que ahora no pueden pagar, que tendrán que abandonar y que seguirán debiendo al banco durante los próximos 30 años.

Mientras que a esta familia se le acaba de hundir el mundo, el señor Luzón recibirá de una tacada el sueldo medio de más de 2.500 españoles, es decir, lo que cobra un ciudadano normal, los vecinos de todo su bloque, los de toda la manzana y unos cuantos más. Desgraciadamente, esta familia no será la única desahuciada al igual que este ejecutivo no será el último que se lleve una indemnización tan obscena como ésta. Pero no parece que corregir estas indecencias, mientras unos se lo llevan muerto otros pierden su hogar, esté entre las prioridades del Gobierno y sí una Reforma Laboral que dé más facilidades al despido (como si no fuera fácil despedir en este país), que empeorará la crisis y que producirá más desempleo y más desahucios.